«Colocad el trípode en una posición firme para que no se mueva con el viento, poned una exposición larga...». Dani va desgranando sus consejos para hacer la fotografía perfecta mientras los alumnos, apostados en una pradera como cazadores buscando a su presa, apuntamos los objetivos de nuestras cámaras hacia el sol y nos afanamos en cumplir sus instrucciones.
Es la hora del ocaso, y el círculo naranja va descendiendo poco a poco en el horizonte, se oculta detrás de las inmensas moles de las Torres de La Pedriza y desaparece pocos minutos después, tiñendo este cielo otoñal de intensos tonos naranjas, rosas, malvas... Este es uno de los ejercicios prácticos del Curso de fotografía consciente al ritmo de la naturaleza que imparte Dani Sanz, fotógrafo profesional y guía de montaña. ¿Qué fue primero: el huevo o la gallina? «Soy fotógrafo de vocación desde hace más de 20 años, siempre dedicado a la moda y la publicidad, aunque mi gran pasión también ha sido la montaña. Cuando iba de trekking con amigos, era el que retrasaba al grupo por culpa de pararme a hacer fotos, porque los fotógrafos vamos a otro ritmo, buscando cada detalle, luz... Así que me formé como guía de montaña para poder unir mis dos pasiones», contesta Dani. «Así nació trekkingfotografico.com, con el objetivo de hacer rutas fotográficas por entornos pintorescos, pero al ritmo que nos imponga la naturaleza, sin prisa y parando las veces que sean necesarias a hacer fotografías».
Este ritmo pausado -slow mountain como lo llama Dani- es necesario para observar y sentir el paisaje que nos rodea y buscar una historia que contar con imágenes, uno de los principales consejos que transmite: «Lo primero es tener claro que con la fotografía de paisaje queremos contar una historia, capturar un momento o una luz especial. Así que por este orden para mí lo más importante es sentir y disfrutar el entorno, si no nos llega a nosotros es imposible que le llegue al espectador».
Y uno de los entornos que más sentimientos le provoca, fuente de inspiración permanente, es La Pedriza. «Uf, fue un flechazo desde el primer día en que la pisé con 18 años, me sentí conectado a ella desde el primer momento. Yo he vivido siempre en Alcorcón, pero hace unos años, después de pasar una enfermedad, todo cambió. Necesitaba una nueva forma de vida rodeada de naturaleza, así que sustituí la gran ciudad por un pueblo de montaña con un entorno único como es La Pedriza, en el corazón del Parque Nacional del Guadarrama, descubriendo a la vez otro estilo de fotografía y mi gran pasión desde hace varios años: la fotografía nocturna y de naturaleza».
Un paraíso La Pedriza, no sólo para los montañeros, también para los fotógrafos: «La Pedri lo tiene todo. Debido a la erosión se han ido creando formas muy curiosas de roca que desafían a la gravedad, riscos y lugares únicos. Recorrerla es algo mágico, de día o sobre todo por la noche, bajo las estrellas. Sin olvidar la fotografía de fauna, con cabras y buitres por casi todos sus rincones».
Dani ha diseñado especialmente los trekkings para capturar durante el recorrido las mejores instantáneas, eligiendo las localizaciones por sus posibilidades fotográficas: por cómo incide la luz a determinada hora del día o en cada estación del año, por sus increíbles panorámicas o por las singulares formaciones rocosas que se convierten en objeto inmediato de nuestras miradas, y por tanto en protagonistas de la foto.
Para apuntarse al curso no se requiere tener unos conocimientos previos de fotografía -aquí se viene a eso, a aprender o a mejorar- y en cuanto al nivel montañero, tenemos la opción de elegir entre cuatro rutas de diferente nivel, del 0 al 3. El Nivel 0, el básico, no requiere experiencia en caminar por la montaña, se anda por pistas fáciles unos 8 kms. con 300 m. de desnivel. El Nivel 1 ya exige «practicar un poco de deporte», son rutas de 8 a 12 kms. y de 350 m. a 700 m. Para el Nivel 2 ya tenemos que haber realizado trekkings de montaña anteriormente, y es que nos adentramos en el terreno más técnico del parque natural: rutas de 10 a 15 kms. y un desnivel de 750 a 1.500 m., y por último el Nivel 3 para los fotógrafos/as más aguerridos: se recorren entre 15 y 25 kms. con fuertes desniveles (1.000 a 1.500 m) y terreno difícil.
En cuanto al equipo fotográfico que se necesita tampoco es un impedimento para apuntarse: «Con tener una cámara o incluso un móvil con la/el que puedas realizar fotografías de larga exposición de más de 20 segundos y un trípode se puede disfrutar de la experiencia fotográfica. Mucha gente viene sin nada, solo por disfrutar de la ruta. Además, si alguien no tiene equipo, puedo dejarle uno entero para que aprenda y se vaya también con unas bonitas fotos y recuerdos». ¡No hay excusas!
Otro de los trucos que nos desvela Dani para capturar espectaculares imágenes de naturaleza es «cuidar las horas a las que hacemos la fotografía. Las mejores luces son al amanecer, al atardecer y por la noche. Las rutas empiezan a la luz del día, se queda por la tarde y se inicia la ruta con luz natural para observar y capturar el atardecer, y cuando anochece aprendemos a hacer fotografía nocturna, una especialidad mágica». ¡Y tanto que lo es! No supone mucho esfuerzo esperar a la mejor instantánea bajo las estrellas, disfrutando de las vistas y conectando con la calma que nos aporta la nocturnidad en la naturaleza.
«Nos ha tocado vivir una época en la que todo va muy rápido, todo es urgente, todo es para ya... En la montaña el tiempo va más lento y el ritmo lo impone ella. Es muy bonito adaptarnos a sus ritmos e integrarnos plenamente en ella. Con estos trekkings fotográficos quiero ofrecer otra forma diferente de descubrir la fotografía y la montaña. Esta es mi filosofía de trabajo y de vida. Quiero que la experiencia sea única, recorrer la ruta sin prisa, disfrutando de cada momento que nos regale la naturaleza y la compañía».