"Estoy esperando que pidan perdón", reclamaba Jorge Carrión a todos aquellos que, a finales de los 90 y principios de los 00, anunciaron la desaparición del libro físico y su sustitución por el libro digital. Una intensa campaña en favor de Amazon y el e-book, que marcó la transición entre la prensa en papel y la digital y que Carrión vivió como algo personal. "En esa época estaba en la universidad, tendría unos veinte años y solo era feliz en las librerías. Iba a la Central de la calle Mallorca, a Gilgamesh y solo leía en papel, porque por no tener no tenía ni correo electrónico. Como joven lo viví como una amenaza, pero el ecosistema editorial lo vivió como una amenaza aún mayor. Aunque a las librerías no les afectó tanto, al periodismo le hizo mucho daño·, explicaba Jorge Carrión hace unos días, durante la presentación en la Librería Alberti de la nueva edición de Librerías, uno de sus títulos más celebrados que, después haber formado parte del catálogo de Anagrama, acaba de ser editado por Galaxia Gutenberg.
"En 2014 comenzamos a editar a Jorge. La idea siempre fue reunir todos sus libros en la editorial, por lo que, a medida que caducan los derechos, los sumamos a Galaxia Gutenberg", explicaba el editor Joan Tarrida, que ya tiene en catálogo títulos como Teleshakespeare, Contra AmazonLo viral o Las huellas, volumen este último que contiene la tetralogía compuesta por Los muertosLos huérfanos, Los turistas y Los difuntos.
"Siempre consideré esas cuatro novelas como un ciclo, como una novela de novelas, por lo que me ha gustado mucho verlas reunidas en un solo tomo", celebraba Carrión antes de pasar a detallar las novedades que presenta la nueva edición de Librerías. Por ejemplo, una galería de fotos, un prólogo de Roger Chartier y un epílogo del propio Carrión, en el que el autor repasa lo sucedido desde 2013, fecha de la primera edición, hasta la actualidad.
"Cuando hablo de que el libro es una actualización, no lo digo refiriéndome al contenido. En el fondo es casi el mismo, el de la edición de Compactos de la que salieron la traducción inglesa y francesa. Lo que sí he hecho en esta ocasión son fact checkings. En este tiempo algunos libreros han fallecido, pero intuyo que el 95%, o al menos la gran mayoría de las librerías que visité hace 20 años, siguen abiertas", comentaba Carrión que, si bien compartía la opinión de Joan Tarrida sobre que en algunos países el gremio de las librerías está en manos de dos o tres actores, se mostraba más optimista que su editor: "Es verdad que Charing Cross Road, la zona de librerías de Nueva York o la Avenida Corrientes de Buenos Aires ya no tienen las librerías que tenían antes. También Portugal ha perdido en ese aspecto, pero la Central ha anunciado que va a abrir una nueva librería en Barcelona, que creará un eje libresco que nadie se imaginaba. Por otro lado, no paran de abrir nuevas librerías en Buenos Aires, en México, en Quito, en Italia, en China, en Corea…".
"Con este libro comenzó nuestro empoderamiento", afirma Lola Larumbe, propietaria de la Librería Alberti de Madrid, en una de las frases promocionales que acompañan esta nueva edición de Librerías. Un trabajo que, en opinión de Carrión, cerraba ese ciclo sobre la importancia que determinados colectivos tienen en el mundo editorial y que se inició con el reconocimiento a los escritores, continuó con la reivindicación de los editores, posteriormente con el valor de los agentes como Carmen Balcells y, finalmente, con los libreros.

Tal y como recordaba Carrión, uno de los pocos sectores que salieron reforzados de la pandemia fue el de las librerías, especialmente las de cercanía. "La gente se dio cuenta caminando por sus barrios que había buenas librerías sin necesidad de tener que ir al centro de la ciudad". Además, apuntaba Joan Tarrida, en los últimos tiempos, es considerable el aumento de la afluencia de público a las presentaciones de libros, a los clubes de lectura, especialmente de gente joven y mujeres, cuya presencia también ha aumentado en los másteres de edición".
"Las lectoras han sido clave para la literatura desde el siglo XIX, pero además, la historia de las librerías del siglo XX es una historia de mujeres. No tenían acceso a la academia, no tenían acceso a la escritura, no tenían acceso a publicar, pero sí podían tener librerías", comentaba Carrión, que destacaba la figura de Sylvia Beach y cómo, a su muerte, George Whitman se había apropiado de su labor. La anécdota de esta usurpación, que se incluye en Librerías y que no ha gustado a los actuales propietarios de Shakespeare and Company (que Beach fundó y regentó entre 1919 y 1941), es una de las razones por las que el libro de Carrión no se vende en la conocida librería parisina. Una decisión que contrasta con la actitud de Beach a la hora de gestionar su negocio, del que se cuenta cerró durante la ocupación de la capital francesa cuando su propietaria se negó a vender a un oficial alemán la última copia de Finnegans Wake.
"Creo que es importante destacar que las bibliotecas y las librerías son focos de resistencia contra el fascismo. Eran una academia de formación política, por eso también me gusta destacar la labor de librerías como Katakrak en Pamplona o Traficantes de Sueños en Madrid", comentaba Carrión antes de destacar la importancia que había tenido para él, hijo de una familia humilde de emigrantes andaluces en Barcelona, la lectura.
"En mi casa no había libros y tampoco se podía viajar. La literatura me permitía viajar y, además, mi trabajo relacionado con ella me permitía pagarme los gastos de esos viajes", recordaba Carrión que, desde que es padre, transmite ese amor por la lectura y las librerías a sus hijos. "Con ellos me doy cuenta de que la experiencia en papel de los libros, como la de los juegos de mesa, es imbatible. Estoy convencido de que si un niño se enamora ahora de las librerías, llegamos al siglo XXII".