Leí Buda Blues de Mario Mendoza (https://worldcat.org/...) en 2015-2016 (Seix Barral). Lo leí como préstamo de la biblioteca pública de Granada. Aparece la historia de la burroteca o biblioburro como parte de la historia. La he utilizado en asignaturas como "Historia de las bibliotecas". Más allá de eso, aquí algunas partes del libro que me gustaron e impactaron en su día:
Sólo los años le enseñan a uno que el amor es lo más cercano a la amistad y la camaradería, donde no poseemos al otro sino que conquistamos el mundo a su lado
Quien lee así, con rabia, desde una anarquía secreta, convierte los libros en armas, fusiles, en granadas, en ametralladoras, y permanece la vida entera con el dedo en el gatillo
En un mundo tibio y mediocre, pacato, cobarde e hipócrita, donde la gigantesca mayoría cede, negocia y hace concesiones, de repente tropezarse con un radical es una lección de entereza, de convicción profunda, de severidad física y espiritual. Aunque no estemos de acuerdo con ellos, aunque estén equivocados, sus excesos nos recuerdan un principio fundamental: que la vida sólo merece ese nombre en los extremos. Quienes se mueven en el centro tienen derecho a crecer, a reproducirse y a morir, pero sólo aquellos que caminan por bordes peligrosos y eligen los límites como sus territorios cotidianos, sólo ellos sienten el verdadero estremecimiento de estar vivos
En la medida en que hurgaba en sus libros una idea se iba delineando poco a poco en mi mente: que hay un tipo de inteligencia descomunal, punzante, salida de lo normal, que en lugar de beneficiarnos lo que hace es hundirnos en un maremágnum de confusión general, hastío y resentimiento
Ninguna materia está diseñada para entusiasmar, para seducir, para fomentar la alegría del conocimiento. Todo lo contrario: cada maestro deposita en sus clases sus propias frustraciones, su tristeza, el estruendoso fracaso de su vida
Cuando no hay nadie alrededor, el cerebro empieza a construir una escenografía y una puesta en escena para varios personajes diferentes, cada uno con vida propia
Si en algo nos parecíamos tú y yo, era en el hecho de que aborrecíamos esas profesiones diseñadas sólo para llenarse los bolsillos de plata. Sospechamos desde muy jóvenes que la vida, por fortuna, era mucho más que dinero
Se dio cuenta probablemente, de que lo único que vale la pena, el único bien imprescindible es la vida misma, nuestros ojos, nuestras manos, la infinita complejidad de nuestro cerebro
Me refiero al odio que se genera en el otro cuando uno lo ayuda, cuando uno le tira una mano para rescatarlo. Ser solidario es la mejor manera de decirle al otro que uno es superior, que es más fuerte, que está mejor preparado para la vida. Por eso despierta no sólo suspicacias, sino rencores muy profundos, envidias, resentimientos. Basta prestarle dinero a alguien o apoyarlo moralmente para que el otro tarde o temprano lo deteste y hable mal de usted a la primera oportunidad que tenga
Me encantan las mujeres populares, las negras como yo, con sus caderas enormes y su nostalgia a flor de piel, las isleñas con sus sonrisas deslumbrantes, las maestras de escuela públicas a las que les noto ese compromiso irrestricto con su pueblo
Una sensación me abrumaba: la fatiga extrema de ser yo mismo, el cansancio de tener una conciencia siempre atenta y vigilante
Lo peor de una sociedad como la nuestra es que nos enseña a relacionarnos con la misma clase social o hacia arriba, pero nunca nos incita a depositar nuestras amistades y nuestros afectos en clases sociales que estén por debajo
No hay mayor revolución que aprender a soñar
Sólo quien ha aprendido a ir más allá de sí mismo es capaz de entregarse a otros
Porque hasta el momento no he sabido cómo contrarrestar dos experiencias que me han parecido demoledoras: el dolor de los otros y la certeza de mi propia muerte
Pero no logro zafarme de las garras de la muerte para poder empezar a reírme estruendosamente, a carcajadas, que en el fondo es lo que más deseo