Este libro lo leí en noviembre de 2019. Aquí está el enlace en WorldCat con 65 ediciones en 462 bibliotecas. Me gusta especialmente un extracto que habla de la Orquesta Cinco Estrellas, un grupo de músicos presos, la mayoría anarquistas, que tocaban sin instrumentos en la cárcel:
Y en la cárcel los presos organizaron también una orquesta. Había entre ellos varios músicos, buenos músicos, los mejores de las Mariñas, que durante la República había sido zona de muchos bailes. La mayoría eran anarquistas y les gustaban los boleros románticos, con la melancolía del relámpago luminoso. No había instrumentos, pero tocaban con el viento y con las manos. El trombón, el saxo, la trompeta. Cada uno reconstruía su instrumento en el aire. La percusión era auténtica. Uno al que le llamaban Barbarito era capaz de hacer jazz con un orinal. Habían discutido si llamarla Orquesta Ritz u Orquesta Palace, pero al final se impuso el nombre de Cinco Estrellas. Cantaba Pepe Sánchez. Lo habían detenido con varias docenas de huidos en las bodegas de un pesquero, a punto de salir hacia Francia. Sánchez tenía el don de la voz, y cuando cantaba en el patio, los presos miraban hacia la línea de la ciudad recortada en lo alto, porque la prisión estaba en una hondonada entre el faro y la ciudad, como diciendo no sabéis lo que os perdéis.
Y también subrayé estas partes:
Aquí tienes al reportero, dijo ella sin dejar de sonreír. Fíjate qué jovencito.
No tan joven, dijo Sousa, mirándola con pudor. Ya fui más de lo que soy.
El doctor Da Barca sonrió pensativo. Lo único bueno que tienen las fronteras son los pasos clandestinos.
En fin. Los muertos que no mueren son un fastidio.
La segunda fauna más abundante en la cárcel eran las ratas. Familiarizadas. Recorriendo por la noche los bultos de los sueños. ¿Qué carajo comían? Los sueños, decía el doctor Da Barca. Roen nuestros sueños. Las ratas se alimentan por igual del submundo y del sobremundo.
Pensé que para usted, como pintor, eran más importantes las imágenes que las palabras.
Todos sabían que el expreso de Madrid llegaría con mucho retraso. El niño no entendía muy bien por qué lo llamaban retraso si el tren siempre llegaba puntual dos horas después.
La peor enfermedad que podemos contraer es la de la suspensión de las conciencias.
El inspector tiró el cigarro aún mediado y lo aplastó lentamente en el suelo como si fuese el rabo suelto de un lagarto.
Los recuerdos son engramas. ¿Y eso qué es? Son como cicatrices en la cabeza. Y entonces vio una fila de personas con escoplo de carpintero haciéndole cicatrices en la cabeza.
Mas separo un momento, se consigo
fechar os olhos, sinto-os a meu lado
De novo, esses que amei: viven comigo...